BLOG-AVA » Ricardo Pérez-Accino http://ava.anamib.com Ayuda Virtual de ANAMIB Fri, 09 Jan 2015 12:17:02 +0000 es-ES hourly 1 http://wordpress.org/?v=4.1 No estás solo http://ava.anamib.com/no-estas-solo/ http://ava.anamib.com/no-estas-solo/#comments Sun, 21 Sep 2014 16:57:47 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=138

Habrás llegado a este Blog buscando. Buscando sin saber quizá muy bien el qué, pero tú buscas, porque necesitas tener información para entender, para resolver esa situación en la que te encuentras y que ha venido a trastocar tu vida.

La primera gran consecuencia de soportar una situación de acoso moral es la desubicación, el desconcierto, ese no entender lo que realmente está ocurriendo. Precisamente no entender lo que ocurre es una de las razones de que haya progresado tanto.

Aquí, en estos textos vas a ir encontrando algunas de las pistas necesarias para conseguir lo que más necesitas en estos momentos, salir de ese malestar, de esa sinrazón, de ese infierno en el que te encuentras.

Posiblemente hay una pregunta que está en tu mente y vuelve una y otra vez a ella, fruto de la impotencia:

¿Qué he hecho yo para que me pase esto?

Todos los acontecimientos que te rodean desde hace un tiempo, y que no entiendes, te hacen buscar información, explicaciones, caminos de salida del laberinto en el que te hayas. Algunas personas te habrán aconsejado, adaptate, todo el mundo ha tenido antes o después problemas en el trabajo, lo que te ocurre nos ha pasado a otros, simplemente adaptate a los cambios. Pero eso a ti no te sirve. Tú también habías tenido antes problemas que has ido resolviendo conforme se te presentaban, pero ahora es distinto, ahora las estrategias que antes eran útiles, no lo son. No te sirven. No son aplicables a esta nueva situación, porque nada tiene que ver lo que soportas hoy con otros problemas que ya antes tuviste. Los problemas anteriores eran situaciones derivadas de tu trabajo y las resolviste con mayor interés, con mejor disposición, con más atención para tus obligaciones laborales; eso hoy no te sirve.

No, no te sirve porque este nuevo problema va más allá del mundo del trabajo y tiene unos componentes nuevos, para los que no estas preparado y que no sabes cómo afrontar.

Lo primero que debes de saber es que no estás solo. Hay otras personas que ya han pasado por ese camino de soledad, de incomprensión, por el que hoy transitas. Que han sufrido esa misma lacerante pregunta una y mil veces en su mente: ¿Qué he hecho yo para que me pase esto?

Otros como tú han buscado respuestas nuevas para situaciones nuevas. Estás en el planteamiento correcto cuando buscas en Internet información para poder llegar a comprender, significa que no te conformas con las versiones que le dan los demás a tu problema y que no te sirven para remediarlo.

La primera de todas las informaciones que puede ir haciendo que puedas iniciar el camino a la salida de tu situación, es saber que no eres la única persona que ha pasado por lo que hoy te atenaza la vida entera, que hay otros muchos que antes que tú sufrieron ese desconcierto, esa incomprensión, esa fatalidad. No, no estás solo en esta crisis. De todos los resortes que tendrás que movilizar para ir saliendo, poco a poco, el primero es ser consciente de que no eres una persona rara, no eres alguien débil, no atraes los problemas, no tienes una forma de ser que atraiga la agresión ni la incomprensión. No tienes la culpa de lo que ocurre. Tienes sí un grave problema, pero otros como tú ahora estás, ya estuvieron ahí, y otros muchos, como tú harás, salieron de ese lugar, poco a poco; porque si otros pudieron, tu también podrás.

En esta sección del Blog, la del Curso Fénix, iremos tratando sobre los aspectos que este curso trabaja más en profundidad como ayuda para la superación de tu problema, siempre podrás trabajar más sobre ellos llevando a cabo el curso, pero aquí podrás ir viendo algunas de las cuestiones importantes para la que ha de ser tu próxima andadura hacia un nuevo bienestar que te habrá de llegar.

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Conjugación del mobbing http://ava.anamib.com/899/ http://ava.anamib.com/899/#comments Mon, 21 Jan 2013 15:31:13 +0000 http://ava.anamib.com/?p=899  

 


Yo sufro
Tú acosas
Él calla
Nosotros soportamos
Vosotros aprovecháis
Ellos niegan
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Cuando distorsionamos la realidad http://ava.anamib.com/cuando-distorsoniamos-la-realidad/ http://ava.anamib.com/cuando-distorsoniamos-la-realidad/#comments Sat, 10 Sep 2011 12:30:32 +0000 http://ava.anamib.com/?p=697 A veces luchamos por algo en lo que creemos y no se hace realidad. Nos
sentimos frustrados y nos cegamos porque vemos que “justicia” es solamente una
palabra más. Vemos que todo es inútil, no nos dejan avanzar, desconfiamos y nos
sumergimos en un mundo que nos vamos creando con nuestras propias sombras y que
cada día nos angustia más, y lo peor de todo, es que cuando alguien nos tiende
la mano para sacarnos de ese hoyo lleno de tristeza, no lo entendemos y no nos
dejamos ayudar.

 

Susi Martos

Dibujo: Susi Martos

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El hormiguero http://ava.anamib.com/el-hormiguero/ http://ava.anamib.com/el-hormiguero/#comments Sun, 21 Aug 2011 09:16:23 +0000 http://ava.anamib.com/?p=691

 

Luego de haber soportado diferentes instancias de acoso a los cuales acompañó distintos sumarios e investigaciones administrativas, fui erradicado de mi lugar de trabajo y trasladado a un nuevo destino.

Pese a que la investigación administrativa había determinado que era el único funcionario al que  no correspondía  sanción, se hacía ver todo el acoso, como un conflicto entre mi persona y las autoridades responsables del mismo.

De la misma forma que para mi se ordenaba –por razones de mejor servicio-el traslado, también consideraba la misma situación para la otra parte a las cuales le cabía, por cierto sanciones disciplinarias.

Nada de esto se cumplió y por el contrario el único trasladado fui yo, a lo que siguió la quita de las sanciones a los responsables, en lo que fue una clara demostración de abuso de poder

Una vez dispuesto mi traslado, comencé a viajar a mi nuevo destino, un establecimiento rural distante a más de cien kilómetros de Maldonado, lugar donde resido.

Sin tener idea de donde quedaba ese sitió,ni que me esperaba, tomé el ómnibus y me dirigí allí, en una mezcla ambigua de depresión y expectativa, simplemente por el hecho de que volvía a trabajar.

Luego de caminar muchos kilómetros llegué al sitio, un viejo establecimiento ruinoso a donde se dedicaban a la cría de ganado.

Allí me esperaba un señor que caminaba dificultosamente con una muleta, lo que siguió después fue mostrarme el lugar donde yo debía de permanecer, una especie de galpón abandonado, con piso de tierra y acopio de insumos de campo.

En ese lugar oscuro, tapeado con chapas debía quedarme, según sus órdenes. Atravesando el techado había palos y cuerdas destinadas a las tareas propias del lugar.

Por un momento pasó por  mi cabeza la idea de terminar mis días allí, no se que fue lo que me hizo cambiar de parecer, talvez el simple hecho de no pensar tanto mi y si pensar en las personas que me quieren.

En definitiva, pude salvar ese momento y me negué a permanecer en ese lugar, por lo tanto en los meses que siguió yo pasé a estar a la intemperie, con frió o calor, hasta que una Inspección General de Trabajo y Seguridad Social, intimó al Consejo de Educación a sacarme de ese lugar.

Cada vez que emprendía el viaje hacia ese destino tenía que levantarme de madrugada próximo a las cuatro de la mañana para luego arribar  a eso de las siete de la mañana.

Durante ese tiempo incierto, cada vez que subía al ómnibus y me ubicaba en el asiento comenzaba la depresión, que se disipaba en ocasiones, cada vez que la realidad se apoderaba de mis actos.

Una vez que llegaba a la ruta, yo debía de caminar varios kilómetros  hasta ese lugar, en el cual, no me esperaba nada, nada más que la soledad y el asilamiento

En ese trayecto, como señal de reacción, siempre pateaba un hormiguero, que se encontraba a la orilla del camino.

Era un acto reflejo inconciente, que hacia cada vez que llegaba allí, un acto desesperado de angustia y dolor, por cierto inentendible para aquellas hormigas que de tanto en tanto veían caer su esfuerzo.

Fue un día, aquel que casi por arte de  magia se agudizó mis sentidos y comencé a contemplar el hermoso paisaje que me rodeaba, el sonido del viento y el silencio del monte.

Desde ese momento cambiaron muchas cosas en mi vida, una de ellas fue mi actitud ante la vida y las circunstancias allí presente.

Ahora cada vez que llegaba trataba de comprender que la vida no podía ser todo lo malo que me sucedía, que debía de haber otras cosas, que planteada así, la vida, era un sin sentido.

En ese lugar descubrí que podía escribir, que podía transformar el dolor en prosas, la desesperación en poemas, la esperanza en relatos.

Una vez que dejé en paz a las hormigas, pude observar que su hormiguero era siempre el mismo, la misma forma y el mismo tamaño, las hormigas contruian hasta donde sabían, hasta donde su inteligencia les permitía llegar.

Por un momento comprendí, cuantas cosas en nuestras vidas hacíamos como ellas, desde entonces trato de no parecérmeles.

 

José Maria Cano

 

Maldonado, 20 de agosto de 2011.

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La princesa presa http://ava.anamib.com/la-princesa-presa/ http://ava.anamib.com/la-princesa-presa/#comments Tue, 01 Feb 2011 18:18:43 +0000 http://ava.anamib.com/?p=625

Por Mariona Gabarra Cortés

http://marionagabarra.blogspot.com

El Ave Fénix, conocido como “Pájaro de Fuego” se parece en forma y tamaño a un águila. Se dice que muere cada 500 años para luego renacer en toda su gloria. Se dice también que sus lágrimas son curativas.
He aquí su leyenda:
Érase una vez una princesa que vivía encerrada en un faro. El faro era el más alto del mundo, y estaba en el pico más alto de la montaña más alta, casi tocando el cielo.
Lunática, la princesa de nuestro cuento, se quedó sola cuando era muy pequeña, tan pequeña que tan sólo recordaba a sus padres por una fotografía que guardaba bajo su almohada de esparto. Como era incapaz de salir de aquel faro, se acostumbró a dormir sobre ella…
Pero sigamos con su historia.
Lunática vivía con el viejo Guardián del Faro, al que no pondremos nombre para no darle más importancia de la que se merece. Un hombre cubierto de maldad de abajo a arriba. Muy viejo, porque en el pueblo no se recordaba un guardián anterior a él. El miedo del viejo a quedarse sólo hacía que la tratara muy mal, hasta el punto de llegar a convencerla poco a poco de que no valía nada, que no era nadie y que jamás conseguiría hacer nada en su vida.


El viejo siempre decía que los padres de Lunática la abandonaron cuando era un bebé en aquel faro, y que ella debía estarle agradecida por cuidarla cuando nadie más lo hizo. Pero todos sabemos que cuando alguien hace algo por ti de corazón, no pretende que se lo agradezcas, sino que lo disfrutes…
Nuestra princesa estaba a punto de cumplir 16 años, edad en la que pasaría a ser la esposa del Guardián. Ella lo asumió sin protestar ya que sabía que, si no salía de aquel faro, jamás conocería el amor más allá de lo que le proponía el viejo… y ella era incapaz de salir de allí. ¡Sufría de vértigo! O, al menos, eso le dijo el malvado Guardián. Le contó que sus padres la dejaron en aquel faro por eso, porque sabían que jamás sería capaz de salir a buscarles. Se decía por el pueblo que ella era la hija de los Reyes de Altiria, una hija tan esperada que, al nacer, tantas eran las ansias de su madre por tenerla entre los brazos, que al cogerla, la niña cayó al suelo y, desde entonces, sufría el mal de las alturas… que por eso la abandonaron, porque era demasiado débil para ser princesa.
La Princesa pasaba las horas leyendo cuentos de princesas y príncipes. Y soñaba con que algún día, un príncipe azul vendría a rescatarla.
Una tarde, mientras Lunática limpiaba un espejo del recibidor del faro comenzó a sentir que alguien la miraba. Se fijó con detenimiento… desde tan lejos no podía reconocer las facciones de quien la observaba, pero ¡era azul! ¡Y tan sólo los príncipes son azules! Tenía que ver a ese príncipe. Tan sólo tenía que encontrar el valor suficiente para subir las escaleras del faro, algo que se volvía un mundo para alguien que sufría de vértigo… El primer escalón fue el más difícil de superar. ¿Nunca has sentido algo parecido? Estás al borde de un barranco y quieres saltar al mar, como han hecho los demás. ¡Pero te da miedo! Es un miedo normal, tan sólo un subidón de adrenalina que se puede disfrutar… sabes que cuando des ese paso ya no habrá vuelta atrás y eso lo hace más emocionante. Entonces, cuando estás decidido y nada puede pararte, cuando sacas agallas suficientes para dar ese paso, ese único paso… ¡saltas! Y es en ese justo instante cuando tu miedo llega al nivel más alto, justo cuando estás en el aire y sabes que ya está hecho.
Lunática subió aquel escalón. El resto no podrían con ella si no lo hizo el primero. Así que siguió subiendo… Pero nos olvidamos de que hay algo más poderoso que el miedo, algo que es capaz de paralizarte en un segundo, de atarte el alma con la soga cruel… la falta de confianza en uno mismo. Tan sólo cuatro palabras bastaron para que Lunática quedara congelada en el séptimo escalón: “Sabes que no puedes”. El Viejo Guardián entraba por la puerta. La Princesa salió corriendo a su habitación, y allí pasó los días llorando, convencida de que, como decía el Guardián, no podía hacerlo. Dicen que cuando nacemos tenemos un número de lágrimas contadas para utilizar en nuestra vida… Lunática debió gastarlas todas durante los siguientes días en que intentó subir ese tramo de escaleras que la llevaría a ser libre. Cuando consiguió recuperarse siguió leyendo y fantaseando con su mundo de princesas, ese que le estaba predestinado pero al que no la permitieron pertenecer. Y como cada uno nace con un fin, una meta, y la de Lunática era la de convertirse en princesa del reino más alto del mundo, un día, empujada por lo que se suele llamar “destino” sin pensarlo dos veces salió de su habitación y subió corriendo a lo alto del faro.
Lunática miró hacia todas partes, pero su príncipe no estaba. Trató de echar un vistazo al pueblo que tenía bajo sus pies pero empezó a marearse y trató de volver a entrar al faro. La puerta estaba cerraba. El viejo Guardián se encontraba al otro lado del cristal y le dijo: “Permanecerás ahí hasta el día de nuestra boda. Ya te advertí que no podías estar ahí fuera”. Lunática, muerta de miedo, comenzó a llorar, pero de sus ojos ya no brotaban lágrimas, las había gastado. Se hizo de noche y el viejo Guardián le subió un mendrugo de pan, agua, y una manta. Allí pasó la noche. Pretendía darle una lección para así quitarle las pocas fuerzas que la quedaban quitándole también aquello a lo que todos tenemos derecho. Quería que creyera que jamás dejaría de depender de él.
A la mañana siguiente un canto que jamás había escuchado la despertó. Mientras conseguía adaptar la vista cegada por el amanecer comenzó a ver esa figura de color azul que descubrió mientras limpiaba el espejo. ¡Era un pájaro! Un raro pájaro con una larga cola llena de plumas de colores y rodeado como de un aura azulada. ¡Y era enorme! Razón más que suficiente para confundirle con un príncipe azul…
El pájaro le preguntó porqué estaba ahí arriba y ella le contó su historia. El pájaro rió al saber que aquella muchacha le había confundido con su príncipe azul. “Se nota que no sabes cómo es el mundo de ahí fuera”, le dijo a Lunática. “Ahí fuera los príncipes ya no existen, ni los cuentos, ni la magia”. A lo que Lunática le respondió “Eso es algo que no creeré hasta verlo con mis propios ojos”. El pájaro volvió a reír y le preguntó si de veras quería verlo. Ella afirmó. “Súbete encima de mí y volaremos por todo el mundo”. Ella aterrorizada le dijo que ¡no podía! ¡Sufría de vértigo! El pájaro la contestó:
“El vértigo no es más que el miedo a estar lejos del suelo, y a veces eso en la vida resulta agradable.”
Y decidió darle tres días y tres noches para pensarlo y tomar una decisión en firme. ¡Justo los días que faltaban para formalizar su matrimonio! Nuestra princesa pasó los tres días tratando de asomarse y mirar abajo, pero no pudo, con lo cual pensó que sería mucho más imposible volar para ella. Pero eso de que ya no había príncipes en su mundo… tenía que verlo para creerlo.
Al amanecer del tercer día apareció el ave de nuevo. Lunática le dijo según llegó “sí, quiero ver el mundo”.
Lunática subió al lomo de su amigo el pájaro y juntos se fueron a recorrer el mundo. Pudo sentir el viento en su cara, la lluvia salpicándola, el calor abrasador del sol, las personas, animales, plantas… todo lo que constituía aquel mundo que ella no conocía. El tercer día, por la noche, el pájaro la dejó en lo alto del faro y la preguntó “¿ves como el mundo no es lo que creías?” y ella le contestó “no, es mucho mejor de lo que imaginaba. Los que sois libres no sois capaces de valorar lo que tenéis. No hay príncipes, pero hay buenas personas que se sacrifican por los otros. No hay magia, pero qué es más mágico que los sentimientos que se comparten en ese mundo. No hay cuentos, pero cada uno tiene su historia, diferente, única, ¿acaso eso no son cuentos?” El pájaro dijo “recuerda: si quieres seguir disfrutando de este maravilloso mundo, tan sólo tendrás que saltar. No es un salto al vacío, no es un salto real del que desiste, es un salto interior hacia ti misma, hacia la creencia de que puedes ser distinta a cómo te han hecho creer que eres… y si te paras a pensar, recordarás que un día fuiste justo como ahora deseas ser. Lo llevas dentro, eres como tú te sueñas, no como los demás te hacen creer.”
Y se marchó. Lunática encontró la puerta abierta. Bajó a su habitación con la intención de recoger sus cosas y salir de aquel faro a vivir en el mundo al que pertenecía, pero… eso no era lo que el destino le tenía preparado.
El viejo Guardián entró en su habitación lleno de ira ya que Lunática desapareció el día de su boda. La insultó hasta hacerla sentir insignificante, y al ver que no salían lágrimas de sus ojos se volvió loco porque pensaba que era una forma de insultarle. La cogió por el brazo y la arrastró a lo alto del faro. La asomó al acantilado y la dijo “¿Quieres vivir ahí de veras? Lunática, sacando la poca fuerza que le quedaba se soltó de sus manos y le contestó “Prefiero saltar y ser libre que toda una vida aquí encerrada”. Y saltó. La Princesa consiguió al fin dar su salto de fe.
Pero no, no habréis pensado en ningún momento que ese sería el final de nuestra princesa ¿verdad? Esto es un cuento. Cierto es que no se trata de un cuento de duendes felices que pasean saltando y cantando pero, jamás, ni tan siquiera en la realidad, se escribiría un final tan duro para una persona tan VALIENTE.
Cuando el viejo Guardián se asomó para divisar dónde había ido la joven, ¡no vio nada! Excepto un pájaro algo raro que se marchó volando. Era ella. La princesa había sido recompensada con una segunda vida en forma de ave, para poder cumplir la misión que en realidad le correspondía por nacimiento: Velar por su pueblo. Y lo haría así, desde las alturas, para poder vigilar cada rincón y ayudar a almas que, como la suya, necesitaban alguien que les guiase y que les enseñase a creer en sus posibilidades.
Cuando la Princesa se acercó al viejo Guardián, le miró a los ojos y comenzó a llorar. ¡Ella que había gastado todas sus lágrimas! Una de esas lágrimas tocó el pecho del viejo y de pronto, éste se arrodilló y empezó a suplicarla perdón como un niño pequeño. Las lágrimas de la Princesa habían curado el alma de aquel viejo. Y, desde aquel día, nuestra pequeña Princesa viaja por los cielos usando sus lágrimas de mejor manera que cuando era humana, curando almas y ayudando a quien lo necesita. Ella es un… “Pájaro de Fuego”.
Sus padres creyeron que era demasiado débil para reinar, el viejo Guardián pensó que era demasiado cobarde para salir del Faro, pero en el mismo instante en que ella creyó en sus posibilidades se convirtió en Princesa de los cielos, y desde donde estaba pudo ver todo su reino desde la mejor de todas las vistas.
Consiguió ser LIBRE.

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ANAMIB, Cena de navidad 2010: Color esperanza… http://ava.anamib.com/anamib-cena-de-navidad-2010-color-esperanza/ http://ava.anamib.com/anamib-cena-de-navidad-2010-color-esperanza/#comments Mon, 20 Dec 2010 23:59:50 +0000 http://ava.anamib.com/?p=610

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Anda http://ava.anamib.com/anda/ http://ava.anamib.com/anda/#comments Mon, 15 Nov 2010 19:09:00 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=550

– Si pudiera hablar con alguien le diría que he llegado al fondo, que no puedo más.

Siempre se puede más.

– Cuando alguien llega a hablar solo, como yo ahora, es que está solo, solo y  enfermo.

La soledad en su momento, puede ser una bendición, o es que no te has dado cuenta, no todo el mundo es capaz de estar solo consigo mismo. Tú sí.

– Lo mío no tiene mérito, no lo elegí, me han dejado solo, no he tenido oportunidad de escoger.

Te dejaron solo si, al principio, después tú mismo fuiste aislándote del resto.

– Sí, cuando ya tuve suficientes palos en los lomos, me fui, efectivamente, como perro apaleado, me fui solo a lamerme mis heridas.

Pon cada cosa en su sitio, a cada responsable en su lugar, tú, apaleado y todo, no eres ajeno a todo esto, tienes un papel, reconócelo, no te cierres a tu propia historia o acabarás con ella.

– No es fácil. Lo cerraría todo, daría carpetazo.

No puedes.

– ¿Cómo?

Que no puedes. No puedes porque nadie puede abandonar un trabajo vital, como el que tienes ahora entre manos, tienes que seguir, debes ponerte al tajo, meter riñones y voluntad,  seguir adelante.

– Y,  ¿dónde iré? Si no veo ningún camino, ninguna posibilidad, ninguna luz…

No importa, muévete, sal, entra, tú simplemente camina, eso es todo.

– Me pides algo tan difícil…

No. Simplemente anda. Nada más.

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Y tú, ¿quién eres? http://ava.anamib.com/y-tu-quien-eres/ http://ava.anamib.com/y-tu-quien-eres/#comments Wed, 07 Apr 2010 17:37:35 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=444 ¿Has llegado ya a esta pregunta?

Pues deberías, porque como todas las preguntas lleva ya en sí la mayor parte de la información de su respuesta.

¿Quién eres tú en realidad?

Antes, cuando todavía te identificabas con tu mundo laboral y tenías una imagen de ti mismo tan positiva, tan gratificante, cuando todo lo que le dabas a tu trabajo, todos tus esfuerzos, se veían recompensados con la gratificación de lo bien hecho, ¿eras tú? Esa persona activa, buen profesional, reconocida, segura de sí misma, convencida de estar en el lugar adecuado, ¿eras realmente tú?

O no era más que un personaje, un ropaje que llevabas cosido a tu verdadera persona. Porque, en realidad si lo piensas, aquella persona ahora lejana, no era más que la imagen que los demás te daban de ti mismo. Piénsalo. Todo a tu alrededor te devolvía una imagen buena, segura, adecuada. ¿No era un poco ese reconocimiento que veías en los demás por tu persona, el concepto que de ti mismo tenías?

Puede que contestes a esa pregunta diciendo: Sí, esa persona era la que yo era. Me sobraba la energía y tenía mucha capacidad porque hacía las cosas bien, estaba contento conmigo mismo y los demás reconocían mi coherencia, mi fuerza, mi integridad.

Fíjate bien: “tú te veías como esa persona”, pero verse “como esa persona” no significa exactamente ser esa persona.

Ahora, sin embargo, te ves de otra forma. Te ves vencido, sin recursos, abandonado, solo.

¿No será pues que en realidad eres esta otra persona, el fracasado, el incomprendido el necesitado? Ahora te ves así, ¿no es cierto?

Y sin embargo, piénsalo, en realidad ocurre lo mismo que ya ocurrió, que te ves con la imagen que de ti te transmiten los otros, sigues viendo una imagen, otra diferente, pero otra imagen de ti mismo. La diferencia es clara, esta ultima imagen de ti mismo no es agradable, no te gusta, no te refuerza; por eso dices “yo era el otro”, esto que veo ahora no soy yo.

Uno y otro, no son sino diferentes trajes, distintas vestiduras de ti. Por eso antes te veías de una manera y ahora te ves de otra. Pero fíjate, para verte, de una forma o de otra es necesario que alguien mire, y que alguien sea visto.  Hacen falta dos elementos, si tú eras en realidad en que te veías de aquella forma, y ahora eres el que te ves de otra distinta, ¿Quién es el que mira?

El que mira es el que realmente eres.

El ser que tiene la capacidad de observar, ese es el ser que eres en realidad. Estás confundiendo al observador con el observado, y el observado no es sino una imagen creada por tu entorno, por la información que de ti te proporcionan los demás. Pero tú eres mucho más. Tú ,eras tú ya antes de aquella lejana imagen tuya, y sigues siendo tú ahora, con una imagen tan diferente. Pero no eres ni aquella persona que entonces tanto te gratificaba ser, ni la otra que hoy te duele tanto contemplar. Tu verdadero ser, el que contempla una y otra, es quien eres en realidad.

Tu verdadero ser estuvo, está y estará siempre ahí, eres lo que eres, no lo que los demás te informen sobre ti. Lo que tú, que te observas, eres, no depende de ninguna imagen, tú ves, no eres visto, tú verdadera identidad no dependerá nunca de una imagen, de un reflejo.

Renuncia a toda imagen artificiosa de ti mismo. Por gratificante que sea la imagen que de ti te dan los demás no es más que eso, una reproducción, tan burda como la que te dan ahora, triste y dolida, tan diferente; y tan falsas las dos.

¡Pregúntatelo!

¿Quién eres en realidad?

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Universos http://ava.anamib.com/universos/ http://ava.anamib.com/universos/#comments Sat, 06 Mar 2010 20:43:17 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=417 Cada persona vive en su propio universo de amistades, de creencias, de formas de pensar, y responde a las normas que lo rigen.

Los acosadores, suelen haber crecido rodeados de una atmósfera falta de empatía, suelen haber sufrido la manipulación o el abuso en su infancia y, ya de mayores, consolidan sus relaciones más en el ámbito de las relaciones sociales que en el de la verdadera amistad o del amor. Tienen enormes intereses materiales y no responden a normas éticas o morales, aunque simulen respetarlas. Viven en un universo donde su ego constituye la medida de todas las cosas.

Es muy frecuente, por el contrario, que las personas acosadas vivan en otro universo por completo distinto. El suyo es un entorno donde la empatía tiene un papel muy importante, y donde las relaciones humanas son la base de su vida y también de su trabajo. En general, son bastante consecuentes con sus ideas y esto les da un cierto liderazgo entre sus relaciones y compañeros de trabajo.

El acosador vive en consonancia con su entorno. Es desconfiado, precavido y planifica fríamente sus actos.

Por el contario, sus víctimas disfrutan de la vida que basan en las emociones positivas y así viven confiadamente.

Pero en el Universo, con mayúsculas, lo cierto es que hay una inmensa diversidad de personas y circunstancias que en su conjunto lo enriquecen y completan.

Es necesario no engañarse e incorporar y aceptar, la certeza de que en nuestro mundo existen también personas que se aprovechan de los demás, que buscan el poder, el dominio, por cualquier procedimiento, incluso en la de la violencia psicológica; pues vivir en la idea de que estas personas no existen, o que no pueden tener influencia sobre nosotros o nuestro entorno, es falso. Sólo lo que se acepta puede ser integrado, y sólo aquello que hemos integrado en nuestro mundo puede ser combatido.

¿Cuál es tu universo?

¿Has incorporado a él todo tipo de personas y situaciones posibles?

¿Estableces los procedimientos adecuados para protegerte de quienes son potencialmente peligrosos?

No te conformes con un universo parcial, incorpora todo lo que realmente existe en él y así es como podrás empezar a anticipar nuevas circunstancias, incluso agresiones. Aparta de ti lo que no te guste, lo que no quieras compartir, pero no niegues ni su existencia ni su capacidad destructiva.

Acepta el verdadero Universo.

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Realidad + virtualidad = estrés http://ava.anamib.com/realidad-virtualidad-estres/ http://ava.anamib.com/realidad-virtualidad-estres/#comments Thu, 18 Feb 2010 21:06:18 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=393 Realidad y virtualidadNo es fácil, sin ayuda externa, llegar a entender cómo se crea esa forma de estrés tan persistente, tan obsesiva, tan maligna, propia del hostigamiento. Pero sobre todo porque algo que no has vivido antes, no puede ser reconocido por ti. No puedes reconocer lo que no has conocido previamente.

Ya se, ya se que no está tu mente para estudiar en estos momentos. Que te falta capacidad de concentración y que lo que necesitas es ayuda; pero es que la ayuda en gran medida viene por el camino del entendimiento, de la racionalización. Por eso debes hacer un esfuerzo por entender los resortes que crean tu estrés. Entendiéndolos podrás integrarlos, y después luchar contra él.

Las situaciones de agresión te crean una huella emocional negativa, que con la gran carga de emocionalidad que llevan a aparejada, consiguen que más tarde, su recuerdo te genere los mismos síntomas que cuando se produjo la agresión. Es decir, sufres cuando se lleva a cabo la violencia sobre ti, pero vuelves a sufrir cuando tu mente, consciente o inconscientemente, recuerda los acontecimientos. Y si las agresiones son persistentes, las repeticiones mentales de ellas lo son más todavía.

Así se forma un carrusel de agresiones, unas reales y otras mentales, pero todas ellas dañinas. De esta forma va creciendo el estrés, que es la suma de todas ellas. La realidad y sus efectos negativos, se suman a la virtualidad de los recuerdos, que originan las mismas reacciones y con su repetición se llega a una situación de estrés máximo y sin descanso.

Sobre estos componentes de origen distinto del estrés, uno de origen real y otros de origen mental, tú tienes diferentes capacidades de actuación sobre ellos. En cuanto a las agresiones reales, ahora, en tu estado, es más difícil para ti llevar a cabo el control de sus efectos; sin embargo, en cuanto a los efectos de las repeticiones mentales sí que puedes hacer mucho más. ¿Cómo? Con técnicas de control mental. El desarrollo de estas técnicas sí que depende sólo de ti, por eso debes empezar a practicarlas cuanto antes. Son fundamentalmente dos, la técnica de la relajación del cuerpo, y una vez dominada esta, la técnica de la relajación de la mente.

Otro día comentaremos algo más sobre ellas, de momento es suficiente con que sepas que sí, que puedes trabajar para controlar ese estrés que padeces, y que con ese control progresivo empezarás a tener de nuevo periodos, cada vez más duraderos, de paz mental.

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