BLOG-AVA » Curso Fénix http://ava.anamib.com Ayuda Virtual de ANAMIB Fri, 09 Jan 2015 12:17:02 +0000 es-ES hourly 1 http://wordpress.org/?v=4.1 La princesa presa http://ava.anamib.com/la-princesa-presa/ http://ava.anamib.com/la-princesa-presa/#comments Tue, 01 Feb 2011 18:18:43 +0000 http://ava.anamib.com/?p=625

Por Mariona Gabarra Cortés

http://marionagabarra.blogspot.com

El Ave Fénix, conocido como “Pájaro de Fuego” se parece en forma y tamaño a un águila. Se dice que muere cada 500 años para luego renacer en toda su gloria. Se dice también que sus lágrimas son curativas.
He aquí su leyenda:
Érase una vez una princesa que vivía encerrada en un faro. El faro era el más alto del mundo, y estaba en el pico más alto de la montaña más alta, casi tocando el cielo.
Lunática, la princesa de nuestro cuento, se quedó sola cuando era muy pequeña, tan pequeña que tan sólo recordaba a sus padres por una fotografía que guardaba bajo su almohada de esparto. Como era incapaz de salir de aquel faro, se acostumbró a dormir sobre ella…
Pero sigamos con su historia.
Lunática vivía con el viejo Guardián del Faro, al que no pondremos nombre para no darle más importancia de la que se merece. Un hombre cubierto de maldad de abajo a arriba. Muy viejo, porque en el pueblo no se recordaba un guardián anterior a él. El miedo del viejo a quedarse sólo hacía que la tratara muy mal, hasta el punto de llegar a convencerla poco a poco de que no valía nada, que no era nadie y que jamás conseguiría hacer nada en su vida.


El viejo siempre decía que los padres de Lunática la abandonaron cuando era un bebé en aquel faro, y que ella debía estarle agradecida por cuidarla cuando nadie más lo hizo. Pero todos sabemos que cuando alguien hace algo por ti de corazón, no pretende que se lo agradezcas, sino que lo disfrutes…
Nuestra princesa estaba a punto de cumplir 16 años, edad en la que pasaría a ser la esposa del Guardián. Ella lo asumió sin protestar ya que sabía que, si no salía de aquel faro, jamás conocería el amor más allá de lo que le proponía el viejo… y ella era incapaz de salir de allí. ¡Sufría de vértigo! O, al menos, eso le dijo el malvado Guardián. Le contó que sus padres la dejaron en aquel faro por eso, porque sabían que jamás sería capaz de salir a buscarles. Se decía por el pueblo que ella era la hija de los Reyes de Altiria, una hija tan esperada que, al nacer, tantas eran las ansias de su madre por tenerla entre los brazos, que al cogerla, la niña cayó al suelo y, desde entonces, sufría el mal de las alturas… que por eso la abandonaron, porque era demasiado débil para ser princesa.
La Princesa pasaba las horas leyendo cuentos de princesas y príncipes. Y soñaba con que algún día, un príncipe azul vendría a rescatarla.
Una tarde, mientras Lunática limpiaba un espejo del recibidor del faro comenzó a sentir que alguien la miraba. Se fijó con detenimiento… desde tan lejos no podía reconocer las facciones de quien la observaba, pero ¡era azul! ¡Y tan sólo los príncipes son azules! Tenía que ver a ese príncipe. Tan sólo tenía que encontrar el valor suficiente para subir las escaleras del faro, algo que se volvía un mundo para alguien que sufría de vértigo… El primer escalón fue el más difícil de superar. ¿Nunca has sentido algo parecido? Estás al borde de un barranco y quieres saltar al mar, como han hecho los demás. ¡Pero te da miedo! Es un miedo normal, tan sólo un subidón de adrenalina que se puede disfrutar… sabes que cuando des ese paso ya no habrá vuelta atrás y eso lo hace más emocionante. Entonces, cuando estás decidido y nada puede pararte, cuando sacas agallas suficientes para dar ese paso, ese único paso… ¡saltas! Y es en ese justo instante cuando tu miedo llega al nivel más alto, justo cuando estás en el aire y sabes que ya está hecho.
Lunática subió aquel escalón. El resto no podrían con ella si no lo hizo el primero. Así que siguió subiendo… Pero nos olvidamos de que hay algo más poderoso que el miedo, algo que es capaz de paralizarte en un segundo, de atarte el alma con la soga cruel… la falta de confianza en uno mismo. Tan sólo cuatro palabras bastaron para que Lunática quedara congelada en el séptimo escalón: “Sabes que no puedes”. El Viejo Guardián entraba por la puerta. La Princesa salió corriendo a su habitación, y allí pasó los días llorando, convencida de que, como decía el Guardián, no podía hacerlo. Dicen que cuando nacemos tenemos un número de lágrimas contadas para utilizar en nuestra vida… Lunática debió gastarlas todas durante los siguientes días en que intentó subir ese tramo de escaleras que la llevaría a ser libre. Cuando consiguió recuperarse siguió leyendo y fantaseando con su mundo de princesas, ese que le estaba predestinado pero al que no la permitieron pertenecer. Y como cada uno nace con un fin, una meta, y la de Lunática era la de convertirse en princesa del reino más alto del mundo, un día, empujada por lo que se suele llamar “destino” sin pensarlo dos veces salió de su habitación y subió corriendo a lo alto del faro.
Lunática miró hacia todas partes, pero su príncipe no estaba. Trató de echar un vistazo al pueblo que tenía bajo sus pies pero empezó a marearse y trató de volver a entrar al faro. La puerta estaba cerraba. El viejo Guardián se encontraba al otro lado del cristal y le dijo: “Permanecerás ahí hasta el día de nuestra boda. Ya te advertí que no podías estar ahí fuera”. Lunática, muerta de miedo, comenzó a llorar, pero de sus ojos ya no brotaban lágrimas, las había gastado. Se hizo de noche y el viejo Guardián le subió un mendrugo de pan, agua, y una manta. Allí pasó la noche. Pretendía darle una lección para así quitarle las pocas fuerzas que la quedaban quitándole también aquello a lo que todos tenemos derecho. Quería que creyera que jamás dejaría de depender de él.
A la mañana siguiente un canto que jamás había escuchado la despertó. Mientras conseguía adaptar la vista cegada por el amanecer comenzó a ver esa figura de color azul que descubrió mientras limpiaba el espejo. ¡Era un pájaro! Un raro pájaro con una larga cola llena de plumas de colores y rodeado como de un aura azulada. ¡Y era enorme! Razón más que suficiente para confundirle con un príncipe azul…
El pájaro le preguntó porqué estaba ahí arriba y ella le contó su historia. El pájaro rió al saber que aquella muchacha le había confundido con su príncipe azul. “Se nota que no sabes cómo es el mundo de ahí fuera”, le dijo a Lunática. “Ahí fuera los príncipes ya no existen, ni los cuentos, ni la magia”. A lo que Lunática le respondió “Eso es algo que no creeré hasta verlo con mis propios ojos”. El pájaro volvió a reír y le preguntó si de veras quería verlo. Ella afirmó. “Súbete encima de mí y volaremos por todo el mundo”. Ella aterrorizada le dijo que ¡no podía! ¡Sufría de vértigo! El pájaro la contestó:
“El vértigo no es más que el miedo a estar lejos del suelo, y a veces eso en la vida resulta agradable.”
Y decidió darle tres días y tres noches para pensarlo y tomar una decisión en firme. ¡Justo los días que faltaban para formalizar su matrimonio! Nuestra princesa pasó los tres días tratando de asomarse y mirar abajo, pero no pudo, con lo cual pensó que sería mucho más imposible volar para ella. Pero eso de que ya no había príncipes en su mundo… tenía que verlo para creerlo.
Al amanecer del tercer día apareció el ave de nuevo. Lunática le dijo según llegó “sí, quiero ver el mundo”.
Lunática subió al lomo de su amigo el pájaro y juntos se fueron a recorrer el mundo. Pudo sentir el viento en su cara, la lluvia salpicándola, el calor abrasador del sol, las personas, animales, plantas… todo lo que constituía aquel mundo que ella no conocía. El tercer día, por la noche, el pájaro la dejó en lo alto del faro y la preguntó “¿ves como el mundo no es lo que creías?” y ella le contestó “no, es mucho mejor de lo que imaginaba. Los que sois libres no sois capaces de valorar lo que tenéis. No hay príncipes, pero hay buenas personas que se sacrifican por los otros. No hay magia, pero qué es más mágico que los sentimientos que se comparten en ese mundo. No hay cuentos, pero cada uno tiene su historia, diferente, única, ¿acaso eso no son cuentos?” El pájaro dijo “recuerda: si quieres seguir disfrutando de este maravilloso mundo, tan sólo tendrás que saltar. No es un salto al vacío, no es un salto real del que desiste, es un salto interior hacia ti misma, hacia la creencia de que puedes ser distinta a cómo te han hecho creer que eres… y si te paras a pensar, recordarás que un día fuiste justo como ahora deseas ser. Lo llevas dentro, eres como tú te sueñas, no como los demás te hacen creer.”
Y se marchó. Lunática encontró la puerta abierta. Bajó a su habitación con la intención de recoger sus cosas y salir de aquel faro a vivir en el mundo al que pertenecía, pero… eso no era lo que el destino le tenía preparado.
El viejo Guardián entró en su habitación lleno de ira ya que Lunática desapareció el día de su boda. La insultó hasta hacerla sentir insignificante, y al ver que no salían lágrimas de sus ojos se volvió loco porque pensaba que era una forma de insultarle. La cogió por el brazo y la arrastró a lo alto del faro. La asomó al acantilado y la dijo “¿Quieres vivir ahí de veras? Lunática, sacando la poca fuerza que le quedaba se soltó de sus manos y le contestó “Prefiero saltar y ser libre que toda una vida aquí encerrada”. Y saltó. La Princesa consiguió al fin dar su salto de fe.
Pero no, no habréis pensado en ningún momento que ese sería el final de nuestra princesa ¿verdad? Esto es un cuento. Cierto es que no se trata de un cuento de duendes felices que pasean saltando y cantando pero, jamás, ni tan siquiera en la realidad, se escribiría un final tan duro para una persona tan VALIENTE.
Cuando el viejo Guardián se asomó para divisar dónde había ido la joven, ¡no vio nada! Excepto un pájaro algo raro que se marchó volando. Era ella. La princesa había sido recompensada con una segunda vida en forma de ave, para poder cumplir la misión que en realidad le correspondía por nacimiento: Velar por su pueblo. Y lo haría así, desde las alturas, para poder vigilar cada rincón y ayudar a almas que, como la suya, necesitaban alguien que les guiase y que les enseñase a creer en sus posibilidades.
Cuando la Princesa se acercó al viejo Guardián, le miró a los ojos y comenzó a llorar. ¡Ella que había gastado todas sus lágrimas! Una de esas lágrimas tocó el pecho del viejo y de pronto, éste se arrodilló y empezó a suplicarla perdón como un niño pequeño. Las lágrimas de la Princesa habían curado el alma de aquel viejo. Y, desde aquel día, nuestra pequeña Princesa viaja por los cielos usando sus lágrimas de mejor manera que cuando era humana, curando almas y ayudando a quien lo necesita. Ella es un… “Pájaro de Fuego”.
Sus padres creyeron que era demasiado débil para reinar, el viejo Guardián pensó que era demasiado cobarde para salir del Faro, pero en el mismo instante en que ella creyó en sus posibilidades se convirtió en Princesa de los cielos, y desde donde estaba pudo ver todo su reino desde la mejor de todas las vistas.
Consiguió ser LIBRE.

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ANAMIB, Cena de navidad 2010: Color esperanza… http://ava.anamib.com/anamib-cena-de-navidad-2010-color-esperanza/ http://ava.anamib.com/anamib-cena-de-navidad-2010-color-esperanza/#comments Mon, 20 Dec 2010 23:59:50 +0000 http://ava.anamib.com/?p=610

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Y tú, ¿quién eres? http://ava.anamib.com/y-tu-quien-eres/ http://ava.anamib.com/y-tu-quien-eres/#comments Wed, 07 Apr 2010 17:37:35 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=444 ¿Has llegado ya a esta pregunta?

Pues deberías, porque como todas las preguntas lleva ya en sí la mayor parte de la información de su respuesta.

¿Quién eres tú en realidad?

Antes, cuando todavía te identificabas con tu mundo laboral y tenías una imagen de ti mismo tan positiva, tan gratificante, cuando todo lo que le dabas a tu trabajo, todos tus esfuerzos, se veían recompensados con la gratificación de lo bien hecho, ¿eras tú? Esa persona activa, buen profesional, reconocida, segura de sí misma, convencida de estar en el lugar adecuado, ¿eras realmente tú?

O no era más que un personaje, un ropaje que llevabas cosido a tu verdadera persona. Porque, en realidad si lo piensas, aquella persona ahora lejana, no era más que la imagen que los demás te daban de ti mismo. Piénsalo. Todo a tu alrededor te devolvía una imagen buena, segura, adecuada. ¿No era un poco ese reconocimiento que veías en los demás por tu persona, el concepto que de ti mismo tenías?

Puede que contestes a esa pregunta diciendo: Sí, esa persona era la que yo era. Me sobraba la energía y tenía mucha capacidad porque hacía las cosas bien, estaba contento conmigo mismo y los demás reconocían mi coherencia, mi fuerza, mi integridad.

Fíjate bien: “tú te veías como esa persona”, pero verse “como esa persona” no significa exactamente ser esa persona.

Ahora, sin embargo, te ves de otra forma. Te ves vencido, sin recursos, abandonado, solo.

¿No será pues que en realidad eres esta otra persona, el fracasado, el incomprendido el necesitado? Ahora te ves así, ¿no es cierto?

Y sin embargo, piénsalo, en realidad ocurre lo mismo que ya ocurrió, que te ves con la imagen que de ti te transmiten los otros, sigues viendo una imagen, otra diferente, pero otra imagen de ti mismo. La diferencia es clara, esta ultima imagen de ti mismo no es agradable, no te gusta, no te refuerza; por eso dices “yo era el otro”, esto que veo ahora no soy yo.

Uno y otro, no son sino diferentes trajes, distintas vestiduras de ti. Por eso antes te veías de una manera y ahora te ves de otra. Pero fíjate, para verte, de una forma o de otra es necesario que alguien mire, y que alguien sea visto.  Hacen falta dos elementos, si tú eras en realidad en que te veías de aquella forma, y ahora eres el que te ves de otra distinta, ¿Quién es el que mira?

El que mira es el que realmente eres.

El ser que tiene la capacidad de observar, ese es el ser que eres en realidad. Estás confundiendo al observador con el observado, y el observado no es sino una imagen creada por tu entorno, por la información que de ti te proporcionan los demás. Pero tú eres mucho más. Tú ,eras tú ya antes de aquella lejana imagen tuya, y sigues siendo tú ahora, con una imagen tan diferente. Pero no eres ni aquella persona que entonces tanto te gratificaba ser, ni la otra que hoy te duele tanto contemplar. Tu verdadero ser, el que contempla una y otra, es quien eres en realidad.

Tu verdadero ser estuvo, está y estará siempre ahí, eres lo que eres, no lo que los demás te informen sobre ti. Lo que tú, que te observas, eres, no depende de ninguna imagen, tú ves, no eres visto, tú verdadera identidad no dependerá nunca de una imagen, de un reflejo.

Renuncia a toda imagen artificiosa de ti mismo. Por gratificante que sea la imagen que de ti te dan los demás no es más que eso, una reproducción, tan burda como la que te dan ahora, triste y dolida, tan diferente; y tan falsas las dos.

¡Pregúntatelo!

¿Quién eres en realidad?

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Aceptación http://ava.anamib.com/aceptacion/ http://ava.anamib.com/aceptacion/#comments Mon, 22 Feb 2010 20:38:48 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=398 Siempre existe un detonador que cuando llegas a lo más hondo, a lo más profundo del pozo, te impulsa hacia arriba. Puede ser un libro, una situación, una persona, etc…. Para mí fue mi perro.

Era un domingo, yo llevaba unas semanas de baja, y no me apetecía moverme del sofá para nada, sólo quería quedarme quieta, como si esa quietud sirviera para detener el torbellino de pensamientos que se repetían, detener mis sentimientos, quería dejar de sentir. Hacía mucho tiempo que quería tener un cachorro, y ese día mi marido me dijo “vístete, cielo, vamos  a ver si encontramos un perro”. Fuimos, y volvimos a casa con un cachorro de 2 meses asustado y lleno de pulgas.

Pasados unos días, ya correteaba por la casa feliz, pero un día comenzó a estar triste, dejo de comer, y se puso muy enfermo, distintas circunstancias llevaron a tenerlo en casa con un suero para alimentarlo. No podía dejarlo solo esa noche, y durmió conmigo en un sillón. Fue una noche larga… y mirándolo me di cuenta de que estaba en el ahora, sin luchar, era pura aceptación. Lloré, lloré porque en ese instante comprendí que llevaba meses resistiéndome a lo que era, a la realidad que me envolvía, a lo que yo consideraba injusto, a los deberías que resonaban en mi cabeza, al dolor. Lloré hasta que no me quedaron lágrimas, anteriormente no había podido hacerlo, solo sentía una opresión que no me dejaba respirar. Eso me hizo traspasar el dolor, la pena, la angustia que sentía, y aceptar que en la situación en la que me encontraba no podía transformar un ápice de mis circunstancias exteriores, que si quería salir de este pozo debía cambiar yo, cambiar en mi interior. Aún no sabía cómo, pero si el porqué. Quería volver a sonreír, quería vivir sin miedo, quería volver a ser YO.

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Ave Fénix = Muerte y Resurrección http://ava.anamib.com/ave-fenix-muerte-y-resurreccion/ http://ava.anamib.com/ave-fenix-muerte-y-resurreccion/#comments Mon, 01 Feb 2010 22:03:20 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=304 Fénix.

                                                                                 Razón de serMúsica
Regresa, siempre…

Como el viento; el sol y la luna, (el día y la noche); las 4 estaciones; el sueño y el despertar…

Es nuestra vida; tiene un sentido. Cuando regresamos lo vemos; lo sentimos. En nuestro corazón y todo nuestro ser podemos percibir la maravilla de nuestros dones.

El miedo; la impotencia… ansiedad – desesperación – descontrol y depresión… la intensidad de lo vivido y/o su extensión en el tiempo nos deterioran; lo natural es que regreses.
Regresa cuanto antes.

Descansa; obsérvate… sabes quien eres. No eres ni más ni menos que tú.
Desde tiempo inmemorial existe la leyenda. Ave Fénix= muerte y resurrección de las cenizas.
Nuestra muerte material final corresponde a un ciclo que naturalmente habrá de cumplirse. Queda en la fe o creencia de cada quien evaluar lo que sigue.

Nuestros ciclos en vida material naturalmente se cumplen…; y deben cumplirse.
En esa vida material nos acompañan muchas cosas intangibles de las que vivimos. Sin ellas sería imposible tal vida. Estas cumplen también sus ciclos como el Fénix.
Tal intensidad y tiempo, tal compensación equivalente; pero cuando ha llegado al deterioro, la compensación no llega de forma natural; entonces tienes que ocuparte seriamente antes que sea más grande el daño…

Recuerda los ciclos y regresa. Si estás ansioso/a cálmate; busca los medios en que más confíes; puedes pedir ayuda espiritual y/o material. Si estás deprimida/o sal con amigos; habla con alguien de tu confianza y sobre todo haz ejercicio; recuerda aquello de mente sana en cuerpo sano y viceversa.
Siempre puedes pedir ayuda que es la más humana de las actividades del ser humano (valga la redundancia).

Quien tenga un método recurra a él.

Te explico algo del mío. Si tienes raíces cristianas; simpatía; o fe en ello como yo; recuerda que Cristo instauró el sacramento de la reconciliación, (que vino también a cumplir con el Ave Fénix que ya existía). Muerte y Resurrección. Vida libre; limpia de conciencia; y

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

-  Muerte y Resurrección 

pronta para ser mejor. Una vida ecológica… donde lo imperfecto y caótico lucha contra la radiante perfección infinita que buscamos ser; y hacia la que caminamos en perenne peregrinación llena de dones que nos acompañan como lauros, a medida que crecemos…

No esperes por los demás; comienza tú mismo a actuar para regresar. Pero comienza contigo; con tu vida privada; con tu interior;… válete de quienes sean dignos de confiar; si en esa búsqueda alguien te defrauda mejora tu trato, o busca más ayuda y aléjate un poco de ésta.

Saludos a todos los lectores y colaboradores de este blog con mucho aprecio desde Uruguay.

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Como el ave FÉNIX http://ava.anamib.com/como-el-ave-fenix/ http://ava.anamib.com/como-el-ave-fenix/#comments Mon, 25 Jan 2010 19:00:31 +0000 http://ava.anamib.com.es/?p=211

Como comenzar…

Como poner en estas líneas todos los sentimientos, todas las emociones que durante mucho tiempo han convivido conmigo, y que en estos momentos mucho más gente esta sintiendo.

Como poder deciros que hay esperanza, sueños por realizar, metas que conseguir, y experiencias sorprendentes por vivir.

Como hacerlo, si yo tampoco lo creía. Si frente a mi solo veía un muro, y al final de él una espesa niebla. No existía salida, ni caminos… solo ese muro de piedra, y después nada.

Sé que no puedo,  y aun así voy a intentar junto a vosotros, a través de estos renglones  y poco a poco, como  se hace la buena cocina, trabajar  aspectos de nosotros mismos que nos hagan creer que es posible, que sí hay salida, y que tras la niebla se esconde el sol.

Como el ave Fénix, todos tenemos la capacidad de resurgir, de renovarnos, de ser lo mejor que llevamos dentro.

No quiero que me creáis, tampoco os voy a contar mi historia…

Lo único que deseo es que lo experimentéis, y si os sirve lo hagáis vuestro.

Las páginas de este blog contaran ideas, anécdotas, pensamientos y reflexiones propios y ajenos.

No soy lo que hoy llaman especialista, experto o máster…  Tan solo quiero compartir y devolver al universo todo lo bueno que me ha dado, y que me ha ayudado a salir adelante fortalecida.

                                                           Gracias por ayudarme a hacerlo.

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