En el proceso de violencia que sufrimos las victimas de acoso, muchos de nosotros no sabemos expresar o cuantificar el dolor, nos cuesta por sobre todo hablar de ello. Escribir sobre lo que a uno le pasa, ha sido en muchos casos la forma de poder canalizar el sufrimiento, no obstante ello, muchos de nosotros, dentro de los que me incluyo, quedamos bloqueados muchas veces incapaces de enfrentar nuevas situaciones. Cuando me pongo a reflexionar de forma introspectiva, trato a través del razonamiento buscar cada uno de los motivos que en el presente me limitan para seguir adelante.
En esa búsqueda profunda del por qué de cada cosa, cae uno en la cuenta que la herida vital más importante que lleva el afectado, es la desestructuración de su mundo interior, todo aquello que hacía su personalidad, sus valores, creencias etc. En definitiva el sujeto queda como una tabula rasa sobre la cual hay que nuevamente escribir.