Hola María:

De nuevo te escribo, y hace ya tiempo que quedé en hacerlo, pero como casi todo se me quedó atrás, como las demás cosas, incluso  como las personas que pasan a mi lado sin verme… a veces pienso si estaré simplemente dejando de existir; si todo esto no será nada más que el paso al otro lado y si soy yo el único en percibir este viaje sin retorno.

Ayer volví a verte por Internet, en el Chat, ya no tengo más vida que la virtual, las pocas relaciones que me quedan son sólo virtuales, ni siquiera sé si se llaman como me dicen que se llaman, si son quienes dicen ser, y lo peor de todo es que me da igual. Es tal la necesidad de contacto y tan escasa la calidad que necesito que con un simple “buenos días” o un “hasta luego” ya me sirve. No busco más que haya alguien que todavía se percate de que aún sigo aquí, puede que contra pronostico, pero de momento, y siendo yo te aseguro el primer sorprendido, sigo aquí.

Gracias por estar ahí como siempre y por hacer posible que me pueda dirigir a alguien, por ser mi asidero terrenal. Si algún día dejas de verme, de sentirme o de acordarte de mi, simplemente haz como los demás, como si no me vieras. Lo aceptaré como he aceptado la invisibilidad para todos los demás, como un insoslayable capítulo de mi vida,

¡quién sabe si el epílogo!

Un beso enorme.

Juan.