¿Te has preguntado alguna vez si realmente sabemos confiar? Es muy probable que sufriendo agresiones diversas más o menos explícitas, haya pasado por tu cabeza la pregunta ¿por qué o cuándo empecé a confiar en tal idea o tal persona?
Muchas veces ejercitamos la confianza por inercia y sin conciencia, unas veces por instintos y otras por intuición, pero nos conviene aprender a distinguir situaciones de personas y más en el contexto laboral en el que estamos mucho tiempo al día viviendo confusiones, aprendizajes y diversos tipos de violencia no explícita. Para ello te invito a explorar algún concepto útil, estudiado por investigadores (citados al final del artículo).
En palabras de Mutti, la confianza se produce entre la esperanza (como una fe sin evidencias) y la certeza (como una evidencia que no precisa fe). Traduciendo, en el trabajo confiamos en personas que no conocemos, que no elegimos pero algo nos dice que debe ser así y esto nos deja desprovistos de cierta conciencia. Entramos en la fe. Creemos y sólo creemos que en el trabajo todo es fiable, porque se supone que la institución o la empresa en la que trabajas es fiable y te va a respetar y reconocer. Habrás vivido que esto no es del todo real, es una -fe sin evidencia-, lo que contribuye a volvernos vulnerables ante lo que ignoramos, simplemente por desconocerlo.
La confianza pues, tiene un significado que es el nuestro el de cada uno, pero también el múltiple sentido que le da tu empresa o institución en la que trabajas, que no lo conoces hasta que lo sientes. Se te contrata para que prestes tu tiempo, tus sentidos, tus capacidades y……ello conlleva prestar sin darte cuenta, tus lealtades al código de relaciones en el que tú crees, pero que realmente sólo puedes descubrir su realismo con tiempo, vivencias y sensaciones sentidas….hasta ver si es lo que creías.
Son exigencias encubiertas que no te piden en el contrato, pero sientes que están ahí conformando una abstracción, lo que llaman los expertos un SISTEMA ABSTRACTO, al que se le supone cierta especialidad en algo y ante lo que tú te exiges cumplir. Además tú sientes un vínculo, y esto hace conveniente que aprendamos a calibrar con nuestro nivel de entrega y vulnerabilidad como ser humano. Asi nos protegeremos cuando nos exijan fingir y dar lo que no sentimos ético.
Es por tanto una CONFIANZA FIGURADA, en alguien más que en algo, pero porque crees que debe ser así, no porque sea así necesariamente en la realidad. Todas las formas de organización empresarial o institucional, sustancian una base cínica, como una cortina de humo y es eso, humo. Ejemplos: el banco amigo que se presenta al usuario como una amistad que te ayuda, hace sentir al trabajador como parte de un vínculo que no existe sino que se presenta así. Esa cercanía que te ofrece la azafata que trabaja en el avión entrenada para sonreír, te sugestiona como usuario en que el avión no se va a caer y ella procede de un organización que le instruye en creerlo para trasmitirlo. Ofrecer intimidad, cercanía y reciprocidad desde gestos y expresiones aprendidas y ensayadas, pero no necesariamente reales……es lo que llaman CONFIANZA DENSA.
Te invito a ir descubriendo conceptos útiles para nuestra protección como personas que trabajamos en entornos repletos de encrucijadas y códigos no siempre visibles. No podemos disociar la persona del trabajador, y aunque las universidades (otra institución más) entrenan para separar lo profesional de lo personal, te aseguro que se trata de otra sonrisa de azafata de avión. Seguimos en contacto.
(TÉRMINOS EXTRAÍDOS DE -LA SONRISA DE LA INSTITUCIÓN. Confianza y riesgo en sistemas expertos-: Francisco Cruces, Angel Diaz de Rada, Honorio Velasco, Celeste Jiménez de Madariaga y Raúl Sánchez Molina). FOTO DE: Andrés Rodríguez. United Kingdom (representa el trabajo en equipo).